Lo que los OnlyFans y los creadores de contenidos deben saber sobre las amortizaciones cosméticas
Esta cuestión saltó a los titulares en el histórico caso de 1994 Hess contra el Comisionado, en el que una bailarina exótica -Cynthia Hess, conocida profesionalmente como “Chesty Love”- obtuvo el derecho a deducir sus operaciones de aumento de pecho como gasto empresarial legítimo.
Su caso no se refería sólo a las mejoras corporales, sino a dónde traza Hacienda la línea entre la apariencia personal y la necesidad profesional, un tema que es aún más relevante hoy en día en la era de los OnlyFans, los influencers de TikTok y los creadores de contenidos digitales.
El Caso Original: Cuando ser más grande significaba realmente hacer negocios
Cynthia Hess se ganaba la vida como bailarina exótica. Para destacar en un sector tan competitivo, se sometió a varias operaciones de aumento de pecho, que acabaron por aumentar su busto a una espectacular 56FF y, más tarde, a una 56N. Su motivación no era la vanidad, sino los negocios.
Tras la operación, sus ingresos aumentaron considerablemente. Los dueños de los clubes la contrataban más a menudo, los fans acudían en mayor número y su reputación crecía. Consideró los implantes como una inversión empresarial – “herramientas del oficio”- y dedujo los costes en su declaración de la renta conforme al artículo 162(a) del IRC, que permite los gastos empresariales ordinarios y necesarios.
Hacienda no estuvo de acuerdo y denegó la deducción, argumentando que la cirugía estética es un gasto médico personal no deducible.
Pero Hess llevó el caso al Tribunal Fiscal y ganó.
En Hess v. Commissioner, T.C. Memo 1994-376, el tribunal dictaminó que:
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- Los implantes no eran adecuados para el uso diario;
- Tuvieron un impacto directo en los ingresos de su negocio;
- Y tenía intención de quitárselos cuando se jubilara, lo que demostraba aún más que eran estrictamente para trabajar.
El tribunal concluyó que los implantes eran accesorios escénicos, no artículos de tocador.
Por qué sigue siendo importante en 2025
Avance rápido hasta hoy. Los artistas e influencers de plataformas como OnlyFans, YouTube, Instagram y TikTok obtienen ingresos reales, y muchos invierten mucho en su aspecto como parte de su marca.
Los creadores preguntan con frecuencia:
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- ¿Puedo deducir las extensiones de pelo, el botox, los tratamientos dentales?
- ¿Y el vestuario, el maquillaje o la cirugía plástica?
- ¿Dónde está el límite de Hacienda entre el mantenimiento personal y el marketing empresarial?
Aunque la mayoría de las mejoras estéticas personales siguen siendo no deducibles, el caso de Hess creó una rara excepción. Demuestra que si un procedimiento es
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- Directamente vinculado a la generación de ingresos,
- No adaptable para uso personal, y
- Destinado claramente a fines empresariales,
… podría considerarse una deducción. Pero debes poder demostrar la intención, la necesidad y el uso profesional.
Unas palabras de precaución
La victoria de Hess es la excepción, no la regla. En general, Hacienda no admite deducciones por procedimientos que mejoren tu aspecto, aunque puedan ayudar a tu marca. Sin embargo, en circunstancias únicas, la documentación y el contexto importan.
Al igual que el atrezzo, el equipo de iluminación o el vestuario, una mejora puede ser deducible si cumple estrictos criterios de uso empresarial. Pero equivocarse puede dar lugar a auditorías, sanciones e intereses.
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